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Un viaje de pensamientos

¿QUIÉN NOS COPIARÁ A NOSOTROS?

Apenas cuento con una mano las veces que he estado en la estación intermodal de Zaragoza, aquello de que no viajo mucho en tren... No he tenido grandes malas experiencias, sobre todo si las comparo con las que vienen sucediendo desde que se puso en funcionamiento.

Justo el día que se estrenaba aquel imponente edificio para la ciudad llegué allí de un improvisado viaje, casualmente... en autobús desde Casetas!! Sí, sí, había que entregar el regalo el día del cumpleaños, desde luego no antes, pero por favor... ni un día después, aunque no lleve pilas, esté sin pintar, le falte un brazo, se hayan olvidao de quitarle el precio... pero aquello se envuelve y se entrega en la fecha prometida, y punto! Aunque no se pueda usar.

Recuerdo que aquel día esa estación era un desorden organizado, más o menos como mi habitación...

La gente iba y venía, muchos sólo curioseaban, yo también lo hice, pero sentí que aquello había sido una encerrona.

 

Coges un tren a más de 300Km de tu casa, para que cuando esté a punto de llegar te deje a 15Km de la entrada a la ciudad, porque justo ese día los trenes no podían entrar a ninguna estación de ferrocarril de la ciudad, y había dos... jódete y baila!!

Entonces, te hacen coger el equipaje, cruzar las vías en la estación de Casetas y montar en un autobús, he aquí la intermodalidad, qué fuerte!

Y ya que te llevan hasta la ciudad, pues se les podría ocurrir dejarte a la entrada, o en el centro, o junto al Pilar, detrás de la plaza, pa que la vea la gente que acaba de llegar -algo peligroso porque algun@ con la desesperación que llevaba hubiese acabao tirándose al Ebro, que está bien cerca-. El caso es que nos llevaron a uno de los sitios más inútiles de la ciudad ese día, una estación intermodal sin tráfico ferroviario el día de autos, y aún sin líneas regulares (ni buenas ni malas tampoco) de autobús a día de hoy, varios meses después.

 

Y escribo esto hoy porque cojo “el tren de la bruja” que me lleva a Teruel, también conocido como “Dragon Khan” o “Tamagochi”, y de nuevo me sorprenden muchas cosas en la estación, a saber:

            Los largos paseos desde la entrada hasta la venta de billetes y mucho más hasta los andenes, la espera en la venta inmediata (sálvese quien pueda), el riguroso control de acceso y sobre todo 2 cosicas: -Que hoy he cogido el tren at platform six, pero que no lo he oído por megafonía. – Y que para bajar, to platform 6, la rampa mecánica de bajada era la de la izquierda y la de subida la de la derecha, así que a punto he estao de tener que imitar el mítico paso de baile de M. Jackson. No sé si estará siempre así, pero cómo hagan lo mismo un día en la autovía, se puede preparar un buen montón, y no digo en qué autovía!

 

El caso es que cada vez copiamos más cosas y sin ningún rigor, buenas y malas. ¿Por qué imitamos lo que no está bien sin molestarnos siquiera en tratar de mejorarlo?

Si habéis copiado alguna vez en un examen sabréis por qué lo habéis hecho... Seguramente por necesidad, porque no tenías ni puñetera idea y cualquier respuesta era válida en ese momento, sin saber si era correcta o no, valía con escribir lo que te soplaban, copiar de un papel al pie de la letra o agarrar un examen de los que siempre salen de ronda y reproducirlo en el que tú tenías delante, sin pensar en absoluto en lo que escribías, ni en qué idioma, con ausencia completa de análisis alguno.

Esto da resultaos a veces, es cierto, pero no nos engañemos, es pan para hoy y hambre para mañana, algo que no te lleva muy lejos. Y casualmente, el día que habías estudiao, y hasta te interesaba algo el tema y lo interiorizabas, ya podía venir Napoleón a contarte la batalla que tú sabías perfectamente que eso no había sido así, que si ponías otra cosa te llevaba directamente al suspenso y al amigo Bonaparte ni caso, por mucho que hubiera estado allí, con lo que estaba contando le iba a crecer la nariz!

 

Ese día brillante, pierde valor cualquier otro papel o soplada, aunque vengan de buena fuente, o le hayan robado el examen al empollón de la clase, a tí te importa un bledo, tú estás segur@ de lo que haces. Y, desde luego, te puedes equivocar, pero al menos así tienes una ventaja, y es que conocerás las causas de tu equivocación, y siempre será más fácil solucionarlo.

¿Que dónde quiero llegar? Yo... a ningún sitio, bueno sí a Teruel, a una bonita y antigua estación de tren que lamentablemente está muy mal acondicionada y bastante olvidada sin que casi nadie haga algo por ponerle remedio, y que quizás un día la visite como museo.

Y mientras, espero que puedan llegar los momentos en los que alguien decida copiarnos en alguna cosa que hagamos muy bien, porque crea que puede ser buena en otro sitio, lo cual no siempre resulta acertado, de eso ya sabemos, y de eso hablo! Se trata de que el camino elegido sea razonablemente argumentado, porque no todo vale en cualquier sitio, y a costa de cualquier cosa!

 

P.D.: Por cierto, lo de mear en los aseos del tren en marcha es toda un movida, con pericia ni una gotica fuera, eh!

2 comentarios

JUSTICIERA -

¡Chapuza!. No se puede, o quizá si, cometer mas fallos en la realización de una otra de tal calibre, en una ciudad que pretende, triunfar con la Expo 2008.


Tan interminable lista de fallos tengo, que paso de nombrarlos. Cada cual que juzgue y quien se atreva, que nos copie. Uf... pifiada total.

Carmen -

No tiene nada que ver, o igual sí; pero al fin y al cabo, a mi lo del tren me ha inspirado.